En el 221 B de la calle Baker Street, en el barrio de Marylebone tuvo, según su leyenda, el domicilio Sherlock Holmes. Allí fumó su pipa, toco (mal) el violín, hizo experimentos con sus tubos de ensayo, se inyectó morfina, fumó pipas de opio y, sobre todo, resolvió los más enrevesados casos criminales de su tiempo, ayudado eso sí, por su fiel amigo y lugarteniente, el doctor Watson. Creado por Sir Arthur Conan Doyle (1850-1930) en 1891, murió en 1893 para luego resucitar años más tarde. El barrio de Holmes y su ayudante, ya queda dicho, es Baker Street y sus alrededores, aunque lo cierto es que el